El maquillaje en polvo, la nueva obsesión
Las bases de maquillaje en polvo. En formato compacto, polvos sueltos o incluso en paletas completas, cada vez son más las marcas que se aventuran a lanzar su propia versión. Es preciso advertir de que, en su mayoría, no son aptas para quienes buscan una alta cobertura, pues su principal característica por la que muchas las están escogiendo en lugar de las fluidas, es su acabado natural de efecto segunda piel.
Unifican el tono sin recargar la piel. Sí, la función de unificar y esconder imperfecciones es una de las principales peticiones que le hacemos a una base de maquillaje, pero la ventaja de los formatos en polvo es que lo hacen sin dejar un aspecto recargado, sino que dan una cobertura muy ligera de efecto segunda piel.
Son de efecto no make-up. De la anterior afirmación se desprende esta segunda: dada su ligereza, aportan ese deseado efecto buena cara, pero sin que se note que lleves maquillaje.
Son más fáciles de aplicar. Muchas ya traen su propia esponja aplicadora o una brocha suelta, pero puedes usar cualquier tipo de herramienta que prefieras. La gran ventaja es que se extienden con gran facilidad y es muy complicado acabar con un resultado desigual.
Es más fácil hacer retoques. Primero, porque su formato suele permitir llevar la base en el bolso sin problemas. Y segundo, porque su acabado natural permite retocar o camuflar brillos en caso de que sea necesario, sin necesidad de tocar el resto del rostro.
Suelen contener protección solar. Aunque no es generalizado, un gran porcentaje de bases en polvo suelen incluir más o menos SPF