El joven Liaz propone una importante carga teológica a sus canciones
Con apenas 20 años, Liaz demuestra una notable madurez a la hora de encarar una composición, y cuenta que “al componer me inspira una visión que Dios me dio por la que obedecí su llamado en la música. Yo estaba en un culto de adoración quebrantado en la presencia De Dios. De repente abrí mis ojos y miré a todos quebrantados adorando a Dios. En ese momento le dije: ‘yo quiero estar donde esto siempre suceda, donde se adore tu nombre con tanto amor y tanta pasión que lo único que importa sea eso’. Al instante Dios me respondió con una visión, estaba viendo el mismo escenario: gente postrada y rendida en completa adoración y quebranto ante Dios, solo que esta vez yo los estaba viendo desde un escenario. Dios me decía que Él quería usar mi música de esa manera, para glorificarse y derramar su presencia sobre quienes la escuchen. Siempre recuerdo esto antes de componer, y le pido ayuda al Espíritu Santo para escribir cada letra, me aseguró que cada una se alinee con la palabra de Dios”.
“Pablo en Efeso” es su, hasta ahora, último lanzamiento, y tiene un título muy sugestivo, que va más allá de una temática testimonial -que también la tiene- y muestra apego a la historia bíblica. No es casual que por estos tiempos se encuentre cursando su carrera de Teología en el afamado IBRP (Instituto Bíblico Río de la Plata), de Buenos Aires.
«Cuando llegué a Argentina después de haberme graduado del colegio creí que la adaptación iba a ser muy difícil», comenta respecto a esta etapa en un país lejano y sumado la responsabilidad de cursar sus estudios teológicos. Y agrega que «gracias a Dios que no fue así, ya que Él había preparado amigos, consejeros y personas maravillosas para ayudarme en ese proceso. En el Instituto conocí a amigos que se convertirían en hermanos y me empujarían a Cristo todos los días. Después de un tiempo me acomodé y el IBRP se convirtió en mi segunda casa. Le agradezco a Dios por haberme puesto en ese lugar. Nunca estuvo en mis planes estudiar teología, y mucho menos vivir en un Instituto Bíblico por un año entero, pero Dios tenía otros planes y me sorprendió. Mi pasión por el evangelio y la palabra de Dios fueron claves a la hora de componer canciones para El Señor. La teología me ha ayudado pero la amistad con el Espíritu Santo ha sido lo que me ha llevado más allá en la música».
El grado de imprescindibilidad que tiene el estudio de la Biblia a la hora de componer canciones y desarrollar su ministerio musical, es de suma importancia para Liaz, quien sostiene que «la Palabra es lo más importante. Si bien mi música está enfocada mayormente en la juventud y en brindarles música que edifica, lo más importante para mí es el mensaje detrás de una canción. Dios me ha mostrado que la música sin la Palabra de Dios se convierte en otra fuente de dopamina, pero con la palabra tiene el poder de transformar los corazones. Por esta razón utilizo la música como una excusa para predicar las buenas noticias del evangelio, y siempre que presento alguna de mis canciones me gusta dar el mensaje detrás de la canción que para mí es más importante que la canción en sí. La palabra es mi guía al componer, pero siempre tengo que asegurarme que mi intimidad con El Espíritu Santo sea más grande que el conocimiento que pueda tener sobre Él. No es lo mismo conocer muchas cosas de la Biblia, que experimentar el amor y el fuego del Espíritu en cada momento y sobre todo al componer. La comunión y la Palabra son lo más importante».
A pesar de su corta edad, Liaz pudo experimentar momentos que a otros artistas les puede llevar más años, como recorrer países llevando tu música, participar de eventos grandes, compartir escenario con artistas ya consagrados, obtener premios… «Todo eso me hace sentir muy privilegiado pero a la vez me recuerda que si no fuera por Dios nada fuera posible. Mucho tiempo intenté alcanzar las cosas de este mundo con mis propias fuerzas y nunca tuve éxito. Cuando dejé que Dios tome el control de mi vida por completo, pude verlo hacer cosas maravillosas aún cuando yo no lo merecía», reflexiona este joven artista que hoy representa uno de los valores más prometedores de la escena musical cristiana latina.